No todos los museos encontrados en La Antigua
Guatemala son de carácter histórico colonial, tal es el caso del Museo
del Traje Indígena y el Museo del Jade. Este último abre sus puertas
desde 1974 para mostrar piezas de colección únicas, así como réplicas de
arte maya creadas por expertos artesanos.
El jade tenía un especial valor para los mayas, un valor que trascendía a lo místico religioso, más que el oro.
Lleva esto a tu rey.
La venida de los españoles y su encuentro con
los nativos del nuevo mundo, deja una huella en la historia con el color
del jade, poniendo en claro su valor más allá de cualquier joya.
En 1521 Hernán Cortez llega al territorio en
búsqueda de oro. Los nativos esperaban la llegada de los dioses y, por
error, al ver los cabellos castaños de los recién llegados, los creen
enviados de las divinidades.
Esto fue una grata sorpresa para Hernán
Cortez, quien al encontrarse con Moctezuma, éste le entrega algo más
valioso que el oro: dos cuentas de brillante jade imperial. “No le
entregues esto a nadie más que a tu rey, cada una de las piezas vale más
que dos cargas de oro”.
El navío fue atracado por piratas franceses de regreso a Europa y nunca se supo el paradero de estas invaluables piezas.
Más valioso que el oro.
Los Mayas, como excelentes observadores de su
entorno, se dieron cuenta que todo a su alrededor moría o cambiaba,
desde la vida en la naturaleza hasta la roca misma. Sin embargo, el jade
como tal permanecía inmutable lo cual no es de extrañar pues su dureza
es cercana a la del diamante. Por ende, fue asociado de inmediato con el
invaluable concepto de la inmortalidad.
El jade verde, encontrado en la región, representaba para ellos el verde de la naturaleza que renacía constantemente.
Existen distintos tipos de jade: la nefrita y
la jadeíta. Esta última, por sus propiedades y dureza, es más valiosa y
además la más abundante en Guatemala. Los colores varían debido a la
exposición a otros minerales durante su formación, siendo el más
preciado el jade imperial. Este es verde claro, muy sólido, pero con una
agradable apariencia traslúcida a la luz.
Un museo de puertas abiertas
El Museo del Jade permite apreciar a los artesanos trabajar las piedras y convertirlas en joyas únicas de colección.
Cuenta con una sala de conferencias en la cual se dan
charlas acerca de esta piedra, su valor y su historia desde los tiempos
precolombinos. No importa el número de personas que integren el grupo,
no hay un requisito mínimo para disfrutar charlas gratuitas.
De igual manera cuenta con una galería de
joyas donde se aprecia el ingenio de los creadores, quienes realizan en
cuestión de semanas el trabajo que antiguamente requería años, e incluso
generaciones completas para finalizarlo.
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